Caja #4

Ella se mece en el sillón
y cuando el sillón está vacío
y ella está lejos me siento ahí,
en silencio… lloro.
El sol se esconde
casi siempre a la misma hora…
Otra vez el amor, me dice,
ella me mira hondo y dulce
y yo
la quiero tanto…

Este es mi abrazo infinito
digo-
Esta es mi forma de decir te quiero.
Pongo mis manos así,
en este gesto raro
en que las palmas parecieran aplaudir
hacia afuera
Con los brazos cruzados
y sonrío,
siempre sonrío.

Sobre sus ojos verdes se construye la ciudad
ella pregunta si es justo dejarse amar así,
por los sillones vacíos,
por la ciudad rosada,
por los abrazos infinitos
por el jazz.

Él tacha los días en el almanaque
esperando que ella vuelva.
Él la abraza infinitamente.
ÉL se deslumbra y nos deslumbra.
Él, a veces, también sonríe.

Ahora estamos todos lejos
y dispersos
Pero el mapa se vuelve más pequeño:
estamos juntos
Frente al muro.
Otra vez un muro
y frente al muro
…nosotros…
…esperando…
tachando -como él- los días en el almanaque,
garabateando dolores y expectativas,
construyendo fe
con un manual para ciclistas
sin experiencia.

Yo no puedo con 12 kilómetros,
y si pudiera,
después de tanto tiempo,
él y yo hablaríamos lejos del muro,
sobre las rutas y los deseos.
Pero 12 kilómetros es mucho
si ella no está al final de la carrera.

¿Será que se puedo uno enamorar así?

¿De alguien que te haga sonreír,
que tache días en almanaques,
que construya bicicletas
y cartografíe puentes?

¿Será que ahora llegan de sitios distintos
las palabras y las verdades?

Este es mi abrazo infinito.
Esta es mi forma de decir te quiero.

Él cree en la libertad,
en ella,
en sus ojos verdes
y en las trayectorias democráticas.

Él y Ella.

De alguna manera,
frente al muro,
también yo.